Desde hace más de un mes, 920 patrullas militares vigilan diariamente los montes de Tenerife en un operativo innovador que, en colaboración con el Cabildo, busca disuadir a pirómanos e incendiarios.
La huella de los incendios del verano pasado en Tenerife aún perdura, y la comunidad tinerfeña no olvida el doloroso recuerdo de ver sus montes arder. La tristeza y la impotencia experimentadas durante esos días llevaron a la sociedad a comprender la necesidad de prevenir un desastre similar en el futuro.
El mensaje del Cabildo y su presidenta, Rosa Dávila, ha sido claro: se declara la «guerra a los pirómanos» y se despliega «el mayor operativo contra incendios de Canarias». Desde el 1 de julio, el Ejército ha unido fuerzas en esta lucha mediante la Operación Prometeo, que incluye a Brigadas Forestales insulares, el Consorcio de Bomberos y la Guardia Civil.
Cada mañana, el capitán Sancho coordina las patrullas militares, informando a sus compañeros sobre la situación meteorológica y el riesgo de incendios, datos cruciales para planificar las misiones diarias. Como apunta el coronel Alberto Cherino, los soldados han tenido que familiarizarse rápidamente con esta información.
Siguiendo el modelo de Galicia, donde se ha integrado al Ejército en la lucha contra incendios desde 2008, Canarias se convierte en la segunda comunidad autónoma en desplegar militares en sus bosques. La misión de estos efectivos es clara: prevenir incendios forestales mediante la presencia, vigilancia y disuasión, aunque su labor no incluye apagar fuegos.
La presencia de las patrullas no solo actúa como un elemento disuasorio, sino que también aporta recursos adicionales para el control efectivo de los montes. Gracias a un nuevo convenio, se han sumado 14 vehículos todoterreno, equipos de visión nocturna y dispositivos electrónicos, mejorando así la capacidad operativa.
Hasta la fecha, el balance es positivo, con un aumento en la seguridad, incluso en áreas cercanas a los montes. Este esfuerzo, que se extenderá hasta el 30 de septiembre, es realizado con entusiasmo por el equipo militar, que siente que está contribuyendo a la comunidad.
“La acogida ha sido excepcional”
El nuevo operativo ha exigido a la mayoría de los 32 militares adaptarse a tareas inusuales. Desde el inicio, la comunicación con los profesionales que llevan años trabajando en estas misiones ha sido fundamental. Se realizaron reconocimientos con el Cabildo y el Centro de Coordinación de Extinción de Incendios (Cecopin) para actualizar a los soldados sobre el operativo y los diferentes niveles de incendios.
Los medios tecnológicos han jugado un papel esencial en la comunicación entre los diferentes agentes de la Operación Prometeo. Equipados con walkies proporcionados por el Cabildo, los militares pueden contactar con el Cecopin en cualquier momento y monitorizar su ubicación, lo que refuerza la seguridad.
En caso de detectar un incendio, las patrullas tienen la responsabilidad de informar, aunque en situaciones excepcionales pueden intervenir. Por ejemplo, una de las patrullas en Güímar logró controlar un conato de incendio en un arbusto que ardía.
Además de vigilancia y disuasión, los militares desempeñan un papel crucial en la educación de la población. Muchas infracciones surgen por desconocimiento, y es común que las personas planeen barbacoas o fumen sin saber que se encuentran en un nivel de riesgo elevado. Los militares informan a la ciudadanía sobre estas prohibiciones, y esta labor está siendo recibida de forma muy positiva por la comunidad.