
El 31 de enero de 2020, España confirmaba su primer caso de COVID-19 en la isla de La Gomera, un suceso que marcaría el inicio de una crisis sanitaria sin precedentes en el país.
El paciente era un turista alemán que había estado en contacto con un contagiado en su país y, tras presentar síntomas leves, fue diagnosticado en territorio español. En aquel momento, el desconocimiento sobre el virus y la falta de protocolos específicos generaron gran incertidumbre y temor tanto entre los profesionales sanitarios como en la población.
La Gomera se convirtió en un laboratorio de pruebas para las primeras estrategias de contención, mientras la sociedad local se organizaba ante la emergencia. Según recuerda Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo de La Gomera, vecinos y costureras se unieron para fabricar mascarillas debido a la escasez de material sanitario, mostrando una gran solidaridad.
Este primer caso fue solo el inicio de una pandemia que cambiaría el mundo, dejando profundas huellas en la sociedad y en los sistemas sanitarios. Cinco años después, el