Investigadores de la Universidad de La Laguna exploran el potencial de los desechos agrícolas en Canarias para combatir la crisis climática. Mientras que los expertos en gestión de residuos advierten sobre posibles consecuencias para la fertilidad del suelo.
La producción anual de plátanos, tomates, papas y uvas en Canarias genera una cantidad considerable de residuos, la mayoría de los cuales terminan en vertederos. Sin embargo, estos desechos podrían convertirse en una fuente de energía renovable, cubriendo hasta el 5% de la demanda energética del archipiélago, según un estudio de la Universidad de La Laguna publicado en la revista Journal of Cleaner Production. A pesar de estas ventajas, algunos expertos expresan preocupación por el impacto en la fertilidad del suelo.
Los investigadores calcularon la disponibilidad de biomasa residual de los principales cultivos canarios y estimaron su potencial energético, considerando factores como la humedad, el poder calorífico y la tecnología de conversión. Según el estudio, se podrían obtener hasta 382,580 megavatios de energía a partir de estos residuos agrícolas.
Aunque la producción de energía a partir de estos desechos podría ayudar a reducir las emisiones de carbono y la dependencia de los combustibles fósiles, los expertos en gestión de residuos plantean preocupaciones sobre el impacto en la fertilidad del suelo. Extraer materia orgánica para generar energía podría aumentar la desertificación y afectar la capacidad del suelo para retener agua y resistir la erosión, lo que a largo plazo podría tener consecuencias negativas para la región.
Por tanto, algunos expertos sugieren alternativas como el compostaje, que podría promover la fertilidad del suelo sin comprometer su calidad. La regulación de la Unión Europea y las leyes estatales también enfatizan la importancia de recoger y reciclar los biorresiduos, como parte de una estrategia más amplia para abordar la crisis climática y proteger el medio ambiente.