La Palma sufrió el pasado 10 de junio un apagón total que reactivó la alarma sobre la fragilidad del sistema eléctrico en las islas. Tras este incidente, el Gobierno de Canarias ha anunciado nuevas medidas urgentes para modernizar las infraestructuras energéticas y evitar nuevos episodios de este tipo.
💡 Fallos técnicos y equipos obsoletos
El cero energético en La Palma fue causado por un fallo en un grupo generador, tras un recalentamiento que provocó el colapso del sistema. La isla, como muchas otras en el archipiélago, cuenta con equipos de generación con más de 40 años de uso y escaso respaldo para afrontar situaciones críticas.
El nivel de penetración de energías renovables en La Palma no supera el 8 %, lo que obliga a depender de sistemas térmicos antiguos y poco fiables.
🏗️ Medidas en marcha: modernización y sanciones
Desde el área de Transición Ecológica se ha puesto en marcha una reforma normativa que permite aplicar sanciones económicas a los operadores eléctricos cuando se detecten responsabilidades en los apagones. Además, se está trabajando en la instalación de grupos electrógenos de emergencia en varias islas, incluyendo Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura, para reforzar la capacidad energética de forma temporal.
A medio plazo, está previsto adjudicar obras para nuevas centrales térmicas, con la meta de que entren en funcionamiento en 2028. Estas instalaciones sustituirán a las actuales, muchas de las cuales han superado las 400.000 horas de funcionamiento.
🌬️ Energías renovables y almacenamiento
Uno de los principales retos es elevar el uso de fuentes limpias. Mientras en la península el 50 % del consumo eléctrico se cubre con renovables, en Canarias esta cifra ronda el 20 %. Para acelerar el cambio, se han activado Zonas de Aceleración para la instalación de fotovoltaicas y eólicas.
También se plantea incorporar sistemas de almacenamiento mediante baterías, una demanda técnica creciente para evitar apagones y mejorar la estabilidad de la red.
🔌 Un sistema aún en riesgo
Pese a los esfuerzos anunciados, los expertos advierten que el riesgo de nuevos ceros energéticos persiste. Las infraestructuras actuales siguen siendo vulnerables, y hasta que no se ejecuten los nuevos proyectos, el suministro podría verse comprometido en caso de fallos técnicos o sobrecargas.
