4 de enero de 2025
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Juan Rodríguez Drincourt, secretario municipal en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y abogado administrativo, falleció este lunes a los 90 años. Descrito como trabajador, cariñoso y un gran padre y esposo, Rodríguez Drincourt nació en París en 1934, hijo de un grancanario que residía en Francia. La familia regresó a Canarias durante la Segunda Guerra Mundial, donde Juan completó sus estudios básicos y el bachillerato en el Claret. En 1957, se licenció en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y se unió al Cuerpo Nacional de Secretarios de la Administración, además de ejercer como abogado en el Colegio de Abogados de Las Palmas de Gran Canaria. También fue profesor de Derecho Administrativo en la UNED y escribió varios artículos para diferentes medios de comunicación.

Su carrera en el Ayuntamiento comenzó en 1965 como oficial mayor, cargo que ocupó durante once años. En 1976, fue nombrado vicesecretario general de la Corporación, posición que mantuvo hasta 1985, cuando se convirtió en secretario general hasta su jubilación en 2002.

Durante sus 37 años de servicio, Drincourt colaboró con una docena de alcaldes, destacando su trabajo junto a cinco de ellos como secretario. Vivió la transición de la dictadura a la democracia y la transformación de la ciudad en un lugar más grande y diverso, de la que siempre se sintió orgulloso. Entre los alcaldes con los que trabajó se encontraban José Ramírez Bethencourt, Jesús Pérez Alonso, Fernando Ortiz Wiot, Gabriel Mejías Pombo y José Manuel Soria López.

El primer alcalde con el que colaboró fue Ramírez Bethencourt, quien le ofreció el cargo de oficial mayor, heredando además las funciones de letrado consistorial. Durante esos años, la ciudad enfrentó litigios importantes relacionados con el Servicio de Abastecimiento de Aguas, que generaron conflictos jurídicos con el Ayuntamiento.

Rodríguez Drincourt fue fundamental en decisiones clave para el desarrollo de la ciudad, como la construcción de la Avenida Marítima y el desarrollo del Puerto de Las Palmas. También supervisó la creación de sociedades municipales como Emalsa, Guaguas Municipales y Fiestas del Carnaval.

Además de su labor como funcionario, Drincourt era un apasionado investigador de las ordenanzas que han marcado la historia de la ciudad. Aficionado al fútbol y seguidor de la Unión Deportiva Las Palmas, asistía a muchos partidos y escribió artículos sobre el equipo que aparecieron en periódicos locales. Su amor por el club se reflejó en su despacho, lleno de recuerdos y libros sobre su historia.

Un fiel lector de Benito Pérez Galdós, publicó en 2001 el libro Las Palmas y Don Benito, un afecto mutuo, que se convirtió en uno de sus escritos más valorados.

Su hija Arlette lo recuerda como una persona “ejemplar”, que siempre mostró cariño y apoyo en el hogar. Destacó su dedicación al trabajo y su interés por la lectura e investigación. «Desde que se jubiló, mi padre se aficionó aún más a la UD Las Palmas y lamento que no pudiera verlos jugar esta temporada en primera división», comentó Arlette. Ahora, su hogar familiar se llena de sus libros más preciados y recuerdos personales.

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