18 de enero de 2025
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Con el lanzamiento de Buenas noches, el segundo álbum de Quevedo, han resurgido los debates sobre las letras de reguetón y su impacto en los adolescentes. Temas como “Iguales” y “14 febreros” han sido señalados por su contenido explícito y la cosificación de la mujer, lo que ha generado preocupación en ciertos sectores sociales. Aunque el cantante grancanario ha declarado que sus letras no lo representan personalmente, sino que son un reflejo de tópicos del género, su obra no ha escapado a la controversia.

El reguetón, nacido en Puerto Rico en los años noventa, ha sido criticado desde sus inicios por reforzar estereotipos machistas y por su explícita sexualización. Íconos del género como Maluma, Bad Bunny y Rauw Alejandro han sido cuestionados por sus letras que abordan el sexo de forma cruda, como en temas emblemáticos como “El punto”, “Mónaco” o “Diluvio”. Sin embargo, la hipersexualización en la música no es exclusiva del reguetón, sino que forma parte de una estrategia comercial ampliamente utilizada por la industria.

¿Es el reguetón el verdadero culpable?

La sexualización en la música ha existido siempre. Desde la imagen explosiva de Debbie Harry y Crissie Hynde en los años setenta, hasta letras moralmente cuestionables de artistas como Lou Reed, Velvet Underground o incluso clásicos en español como “Quince años tiene mi amor” del Dúo Dinámico. Para la doctora en Estudios de la Mujer Laura Viñuela, el pop tradicional fomenta estereotipos patriarcales de manera menos explícita que el reguetón, pero igualmente dañina.

En opinión del músico grancanario AntCosmos, la cosificación y sexualización en la música son reflejo de una sociedad hiperconsumista y de la falta de control parental. “No se puede prohibir, pero sí educar. Igual que sabemos que no debemos conducir a 200 km/h, también debemos enseñar que algunas canciones son para ambientes adultos”.

Reguetón y conciencia social

A pesar de la percepción generalizada de que el reguetón solo aborda temas sexuales, algunos artistas del género han usado sus letras para denunciar problemas sociales. Bad Bunny, por ejemplo, en “Lo que le pasó a Hawaii”, reflexiona sobre la gentrificación, la masificación turística y la pérdida de identidad cultural, problemas que también afectan a las Islas Canarias. Este tipo de canciones demuestran que el género urbano puede ir más allá del contenido explícito.

La responsabilidad de la industria y los adultos

Más allá de las letras, el debate sobre el reguetón pone de manifiesto la falta de control en el acceso a contenido inapropiado. AntCosmos señala que mientras en otros productos culturales existen clasificaciones de edad, en la música no se aplican restricciones similares, permitiendo que niños pequeños canten y reproduzcan letras explícitas en redes sociales como TikTok.

Al final, como expresó el artista Coque Malla: “El arte es interpretación, y nadie puede conocer la verdadera intención de un autor. Cada quien saca sus propias conclusiones”. El reto está en equilibrar la libertad artística con la educación de las nuevas generaciones para que puedan consumir música de manera crítica y consciente.

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