
El Hospital del Sur de Tenerife está lidiando con una situación crítica: alrededor del 60 % de sus camas están ocupadas por pacientes mayores que ya han recibido el alta médica, pero no pueden ser trasladados por ausencia de plazas en centros sociosanitarios. Esta realidad convierte al hospital en un geriátrico improvisado, obligando a muchos mayores a prolongar su estancia hospitalaria innecesariamente.
La demora en la construcción del centro sociosanitario anexo al hospital ha intensificado el problema, ya que debería haber aliviado esta sobreocupación. Mientras tanto, los pacientes siguen ocupando espacios destinados a atención médica, retrasando intervenciones y elevando los tiempos de espera en urgencias.
También supone un notable coste económico: mantener a estos pacientes en un entorno hospitalario cuesta varias veces más que en un centro adecuado a sus necesidades. Además, esta situación afecta gravemente la atención que requieren otros pacientes que sí están en fase crítica.
Las autoridades sanitarias mantienen la exigencia de avanzar cuanto antes en los proyectos sociosanitarios –especialmente la construcción del centro previsto– y mejorar las alternativas de atención en domicilio. El objetivo es garantizar que los pacientes mayores reciban cuidados adecuados sin saturar los hospitales.