El domingo 18 de agosto, fuertes rachas de viento en el sur de Tenerife provocaron la frustración de varios aterrizajes en el Aeropuerto Tenerife Sur. Las intensas ráfagas y la cizalladura, un fenómeno caracterizado por cambios bruscos en la dirección e intensidad del viento en descenso, dificultaron la operación de los vuelos. Ante la imposibilidad de aterrizar de manera segura, algunos aviones optaron por dirigirse a aeropuertos alternativos.
El lunes, las malas condiciones meteorológicas también impactaron el aeropuerto de Lanzarote, donde la baja visibilidad y la abundante bruma causaron una reordenación del tráfico aéreo. AENA informó que, debido a la reducción de visibilidad, se produjeron doce desvíos de vuelos, principalmente hacia el aeropuerto de Fuerteventura, así como el regreso de algunos vuelos a sus aeropuertos de origen, como Tenerife Norte y Gran Canaria. Aunque la operativa se vio alterada durante varias horas, el tráfico aéreo en Lanzarote se normalizó a media mañana.
Además, desde el mediodía del lunes, las islas de Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria han estado bajo avisos amarillos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) debido a la presencia de polvo en suspensión en la provincia oriental, que ha añadido complicaciones a las condiciones meteorológicas ya adversas.
