Antonio del Pino, residente de Punta Brava desde hace 45 años y aficionado al buceo, la pesca y el surf, alerta sobre vertidos incontrolados detectados hace dos años debido a la rotura de una tubería en su barrio portuense. Tras la realización de trabajos de saneamiento, observó una mancha creciente en el mar que decidió investigar personalmente debido a su impacto en la costa.
«Durante una mala mar, una piedra desplazada rompió una tubería, causando la filtración de aguas fecales hacia el mar», explica Antonio, quien señala que el emisario a unos 1.000 metros en el mar sigue en condiciones adecuadas.
Antonio identifica dos puntos críticos: uno cerca del hotel Maritimo, donde está la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR), y otro al final de Punta Brava, a 50 metros de la costa, donde los vertidos son constantes día y noche desde hace dos años.
Ante la reciente advertencia del Gobierno municipal sobre la contaminación de aguas residuales en Playa Jardín, Antonio expone su preocupación. «Nadie ha ofrecido soluciones ni ha tomado medidas al respecto», lamenta, cuestionando la respuesta tanto de la asociación de vecinos como del grupo de gobierno municipal, quienes, aunque no competen directamente en el asunto, deben actuar para resolverlo.
En abril, Antonio contactó con la concejala de Bienestar Comunitario y Gestión de Servicios Públicos, Flora Perera, para mostrarle los videos de los vertidos y buscar una solución. A pesar de concertar una cita que no se concretó debido a conflictos de agenda, Antonio no percibió un interés real por parte de la concejala, aunque reconoce que Perera está al tanto de la situación del emisario roto y confía en que se tomen medidas pronto.
Según Perera, el Consejo Insular de Aguas (Ciatfe) está al tanto de la situación y tiene planes para reparar el emisario dañado y mejorar la depuradora, que actualmente está sobrecargada por tratar aguas de varios municipios.