En un remoto rincón de la isla de Tenerife, entre el paisaje volcánico y el susurro del viento, yacen grabados en las rocas que narran la historia de los antiguos aborígenes guanches. Estos vestigios representan una conexión con el pasado, una cultura arraigada en la geografía insular. Lamentablemente, esta herencia milenaria se enfrenta a una nueva amenaza: el vandalismo.
Un video compartido en TikTok por el usuario Canario_Forever ha revelado una dolorosa realidad para muchos habitantes de la isla. Entre el deseo de preservar la historia y la impotencia ante la destrucción, Canario_Forever nos lleva a un lugar donde las piedras cuentan una historia, donde las inscripciones rupestres son testigos silenciosos de un glorioso pasado.
El narrador, con una voz cargada de emoción, resalta el uso de la escritura en las piedras por parte de los antiguos guanches. Sin embargo, también muestra la otra cara de la moneda: la devastación causada por el vandalismo.
La cámara se dirige hacia una roca que, en lugar de contar una historia, revela una tragedia. Alguien, con una mano temeraria y herramientas en mano, aparentemente un martillo y un cincel, ha desfigurado la piedra, borrando los trazos de los antiguos pobladores. Este acto de vandalismo cruel ha dejado su marca en este lugar, un sitio que el usuario ha preferido no revelar.
«Realmente no entiendo la mente de alguien que hace esto», lamenta Canario_Forever. «Porque son nuestras huellas, nuestra historia», continúa. Cada golpe de martillo, cada marca de cincel, es una afrenta no solo al pasado, sino también al presente y al futuro de la identidad canaria.
Las palabras del usuario resuenan en la conciencia colectiva de una comunidad que ve cómo su patrimonio se desvanece ante la insensatez y el desdén. «Se me rompe el alma cada vez que paso por aquí», confiesa, expresando un sentimiento compartido por muchos en sus comentarios en la publicación.
El mensaje de Canario_Forever trasciende las fronteras virtuales para convertirse en un llamado de atención, un recordatorio de que la historia no es solo un relato del pasado, sino también un compromiso con el presente y con las generaciones venideras. En un mundo donde el tiempo y la modernidad avanzan inexorablemente, debemos recordar que nuestras raíces son el cimiento sobre el cual construimos nuestro futuro.