
El número de viviendas destinadas al alquiler vacacional en Las Palmas de Gran Canaria ha crecido de forma acelerada en los últimos años, superando incluso la oferta hotelera tradicional. Esta tendencia está generando una creciente preocupación social por su impacto directo en el acceso a la vivienda residencial y la transformación de los barrios históricos de la capital.
Más plazas vacacionales que hoteleras
Actualmente, la ciudad cuenta con más de 10.500 plazas turísticas en viviendas, frente a unas 6.300 plazas en hoteles. En tan solo cuatro años, el número de viviendas vacacionales ha aumentado un 35 % en todo el archipiélago, lo que evidencia un giro estructural hacia este modelo de alojamiento temporal.
Barrios bajo presión
Zonas como Guanarteme, Las Canteras, Alcaravaneras y Vegueta-Triana concentran la mayoría de estas viviendas, en algunos casos con más pisos turísticos que residenciales. Esta situación ha elevado el precio del alquiler y ha reducido la disponibilidad de vivienda accesible para la población local.
Cambios legislativos recientes
La normativa ha comenzado a adaptarse: desde abril, es necesario el respaldo del 60 % de la comunidad de propietarios para autorizar nuevas viviendas vacacionales en edificios compartidos. Sin embargo, las viviendas ya operativas no se ven afectadas por esta exigencia.
Preocupación ciudadana
El sentimiento generalizado entre los vecinos es de alarma: más del 80 % cree que el auge del alquiler turístico está expulsando a los residentes de sus barrios. La dificultad para encontrar vivienda a precios razonables, especialmente para jóvenes y familias, es uno de los efectos más visibles.