El exfutbolista Jesús Álvaro ha dado un giro a su vida profesional con la apertura de su propio negocio en el mundo de la hostelería. En su pueblo natal, Icod de los Vinos, ha inaugurado recientemente la tapería ‘La Mala’, un local que ha captado la atención tanto de los vecinos como de visitantes. A sus 33 años, Jesús ha encontrado una nueva pasión tras verse obligado a dejar el fútbol hace dos años debido a una lesión de rodilla que no logró superar.
La historia de ‘La Mala’, ubicada en la calle San Sebastián, cerca de la plaza San Marcos y a solo 200 metros del Ayuntamiento, comenzó de manera fortuita. “El local está en un sitio fantástico y, paseando, vi que se había quedado libre. Me puse en contacto con el dueño y de ahí en adelante”, explica Jesús. Su objetivo es estabilizar el negocio, dedicarle tiempo y, cuando esté asentado, buscar a alguien que pueda gestionarlo.
El nombre de la tapería es un guiño a sus dos hijas y el concepto del local refleja su pasión por las tapas, influenciada por su tiempo en la península. Entre las especialidades del lugar, destaca su tortilla con cebolla caramelizada, de la que el propio Álvaro sugiere probar. El primer mes de apertura ha sido un éxito, favorecido por las fiestas locales, y los buenos resultados se han mantenido incluso después de la temporada festiva.
Jesús Álvaro recuerda con nostalgia su trayectoria en el fútbol, que lo llevó a jugar en equipos como el CD Tenerife, donde debutó en la Segunda División, y el Cartagena, donde disfrutó de sus mejores años como jugador, participando en 132 partidos y varios playoff de ascenso. Su fichaje por el equipo murciano fue gracias a Paco Belmonte, quien lo conocía de su etapa en el Leganés y con quien mantiene una amistad.
Aunque ahora está enfocado en su negocio, el fútbol sigue ocupando un lugar especial en la vida de Jesús. Aunque aún le cuesta asistir a partidos en directo debido a la nostalgia, sigue los encuentros por televisión y no descarta volver al deporte en un rol más administrativo. “Me gustaría trabajar en los despachos, en los lugares donde se toman las decisiones importantes”, comenta, destacando que se ha preparado con cursos de entrenador y sigue apasionado por el deporte.
Jesús también rememora sus días en la cantera del Tenerife, donde se sintió más valorado fuera de su tierra que en su propio club. Aunque jugó varios partidos en la temporada 2012-2013, no recibió la oportunidad de renovar su contrato, lo que considera una espina clavada. A pesar de ello, guarda un buen recuerdo de su tiempo en el equipo, así como de los compañeros y amigos que conoció en su carrera.
El vínculo entre Tenerife y Cartagena ha sido una constante en su vida, con varios jugadores que han pasado por ambos clubes. “Me llamaban muchas veces para preguntarme sobre dónde vivir, dónde comer, cómo era el club… esas cosas”, comenta entre risas. Además, destaca el talento futbolístico que ha surgido de su municipio, mencionando a jugadores como Iriome González y Rubén Roquete, quienes también lograron llegar al primer equipo del Tenerife.
Jesús Álvaro, ahora empresario hostelero, afronta esta nueva etapa con la misma determinación que demostró en el campo de juego, buscando mantener vivo su vínculo con el fútbol, ya sea a través de su pasión por las tapas o en un futuro cercano, desde los despachos.