Un turista que reservó una ‘habitación compartida’ en un coworking urbano en Arrecife, Lanzarote, a través de Airbnb por 25 euros la noche, se llevó una sorpresa al llegar al lugar. En lugar de la esperada habitación, se encontró con un local lleno de casetas de campaña.
El afectado, que denunció el incidente a través del medio local Biosfera Digital, descubrió dos carteles en la puerta del local, uno en inglés y otro en español, instando a los inquilinos a «no dar explicaciones a los vecinos y personas de fuera sobre este coworking. Los vecinos no quieren turistas. No permita que entren al local, no son amigos».
El turista afectado expresó su desconcierto, señalando que «en la reserva aparece una dirección, que luego resulta ser otra distinta para despistar». La situación plantea interrogantes sobre la transparencia en las reservas a través de plataformas como Airbnb y la sorpresa que algunos turistas pueden enfrentar al llegar a su alojamiento