Los datos recopilados por la Agencia Española de Meteorología (Aemet) durante el invierno meteorológico, que abarcó desde el 1 de diciembre hasta el 29 de febrero, revelan que de los 90 días transcurridos, tan solo 12 estuvieron libres del influjo de la calima en Canarias. Esta situación, considerada como inusual, fue calificada por el delegado de la Aemet en Canarias, David Suárez, como extraordinaria para estas fechas en las islas.
El informe de la Aemet detalla que Canarias experimentó hasta seis días de calima intensa durante este periodo, cuando la media histórica se sitúa en cuatro días. Además, desde el comienzo de 2024, se han activado 19 prealertas por calima en las islas, lo que refleja la persistencia de este fenómeno atmosférico.
Las altas presiones atmosféricas en los alrededores de Canarias han obstaculizado la llegada de frentes fríos, provocando una menor presencia de lluvias en las islas y facilitando la intrusión de episodios de polvo sahariano. Estos eventos han dado lugar a una concentración elevada de partículas PM10, con un tamaño inferior o igual a 10 micras, afectando la calidad del aire.
Los expertos de la Aemet en el Observatorio de Izaña han observado un incremento en la frecuencia de estos episodios de calima, tanto en invierno como en primavera, lo que sugiere un cambio en la dinámica atmosférica y una desestacionalización del fenómeno. David Suárez explicó que la sequía prolongada en el norte de África, junto con vientos intensos y un anticiclón desplazado hacia el este, han contribuido a este aumento de la actividad de polvo en suspensión hacia Canarias desde 2020.
El delegado de la Aemet señaló que el cambio climático podría estar relacionado con estos episodios de calima, dado el aumento de las temperaturas y la disminución de las lluvias, lo que favorece la desertificación en el norte de África. Además, el polvo sahariano no solo afecta la salud humana, sino que también actúa como un fertilizante natural en los suelos y aguas, influenciando la biodiversidad marina, como en el caso de la migración del atún listado en el Atlántico.
Los episodios de calima representan un desafío para la salud pública, especialmente para personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares. Se recomienda tomar medidas de autoprotección, como mantenerse en interiores, evitar la exposición al aire exterior y mantenerse hidratado.