6 de enero de 2025
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El doctor Amós García firmó su jubilación el pasado viernes, después de haber sido una figura clave en el Archipiélago durante la pandemia de Covid-19.

¿Cómo encara esta nueva etapa de su vida?

«Con mucho vértigo. No ha sido nada fácil cerrar la puerta del despacho después de haber pasado cuatro décadas aquí. En los últimos años, he estado muy ocupado con los problemas derivados de la pandemia, pero era mi deber estar presente en un momento tan complicado. Ahora, intentaré llenar este vacío haciendo las cosas que más me gustan.»

¿Por qué decidió especializarse en Epidemiología?

«Antes de empezar la carrera de Medicina, me interesaban mucho los aspectos sociales y comunitarios, es decir, no pensar en el individuo sino en la población. Tenía claro que más que tratar enfermedades, había que tratar a enfermos. Estas ideas guiaron mi futuro profesional y por eso opté por especializarme en Epidemiología.»

¿Cómo vivió el hecho de ser el epidemiólogo de referencia en Canarias durante la crisis sanitaria?

«Fue una etapa curiosa. Muy pronto pasé de ser una persona desconocida en la calle a ser reconocido por mucha gente por estar en el foco mediático. En cualquier caso, lo más positivo de esa situación fue el cariño y el aprecio que recibí de la mayoría de las personas. Esto jamás lo olvidaré. También hubo situaciones de desprecio, pero fueron pocas y me quedo con lo bueno.»

«Pienso pasar más tiempo con mi familia y no descarto la idea de escribir un libro sobre la pandemia»

Este período supuso una sobrecarga laboral para usted…

«Sin duda. No solo tenía muchísimo trabajo, sino que el contexto me generaba mucha tensión. A veces, no había respuestas a muchas preguntas de la ciudadanía, y esto fue lo más difícil de llevar. El SARS-CoV-2 era un microorganismo nuevo y se sabía muy poco acerca de él. Es cierto que en un período muy corto conocimos muchos detalles, pero la tensión en los momentos iniciales fue muy intensa. Además, ver las cifras diarias de fallecimientos, que las familias no pudieran despedirse de sus seres queridos y que las personas mayores no pudieran recibir visitas en las residencias, me causó mucha tristeza y un gran desgaste.»

Su mensaje «calma, paciencia y prudencia» se hizo viral en las redes sociales. ¿Considera que sus advertencias calaron en la sociedad?

«Creo que sí. Me baso en los resultados. Canarias fue una de las comunidades autónomas con la mayor tasa de cobertura vacunal frente al Covid-19. Tuvimos que vacunar a la gran mayoría de la ciudadanía en un tiempo muy corto, utilizando vacunas difíciles de gestionar a nivel logístico. En el éxito de la estrategia intervinieron dos elementos claves: el comportamiento de los profesionales sanitarios y la actitud de la ciudadanía, que respondió muy bien a las indicaciones del sistema sanitario. Cuando planteé la trilogía de palabras calma, paciencia y prudencia, quería que las personas entendieran que no era el fin del mundo, que tenían que ser pacientes y que había que ser cautelosos. El mensaje tuvo más impacto del que pensaba, y entre todos conseguimos que la pandemia pasara a mejor vida.»

¿Sigue existiendo una exposición a la llegada de enfermedades emergentes?

«Sí, seguiremos conviviendo con pandemias en el futuro. No me atrevo a poner una fecha, pero ocurrirá. El cambio climático está alterando la ecología de los microorganismos. Además, la deforestación de la Amazonia ha impactado en la movilidad de muchas especies animales, que cada vez se acercan más a los espacios habitados por humanos. También la pobreza es un campo de cultivo para la expansión de enfermedades pandémicas. Ejemplos como la viruela del mono, el ébola y el SARS-CoV-2 lo demuestran. Hay que potenciar el concepto de One Health –una sola salud–. La salud humana no puede separarse de la salud animal y ambiental. Si no entendemos este concepto global, seguiremos enfrentando situaciones complicadas.»

También estuvo al frente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) durante nueve años. ¿Qué fue lo más complicado de esta experiencia?

«Lo más complicado fue durante la pandemia. El exceso de trabajo no solo estaba ligado al servicio de Epidemiología y Prevención, también se multiplicaron mis tareas como presidente de la AEV. Tenía que dedicar muchas horas, estudiar mucho y estar al tanto de las últimas actualizaciones.»

¿Por qué decidió formar parte de Unicef?

«Porque los problemas de salud están ligados a los conflictos sociales. Desde esta perspectiva, Unicef me permitía trabajar para conseguir una mayor equidad entre la distribución de oportunidades entre los niños de los países en desarrollo y los desarrollados. Ellos son el eslabón más débil de la cadena, y poder hacer acciones para mejorar sus oportunidades me hacía sentir muy satisfecho.»

«Me llevo el agradecimiento, la confianza y el cariño de la mayoría de la ciudadanía»

¿Qué es lo que más le enorgullece de estos 40 años de trayectoria profesional?

«El agradecimiento, la confianza y el cariño de la mayoría de la ciudadanía. También el contacto con los medios de comunicación, que han demostrado ser profesionales muy brillantes y poderosos en Canarias. Estoy muy contento por haber tenido contacto con ellos y por el cariño que me han demostrado. Esto no tiene precio.»

¿Cree que la Epidemiología es una especialidad poco visible?

«Sí. Antes de la pandemia, algunas personas no sabían en qué consistía mi especialidad. Es poco visible porque los resultados de los trabajos epidemiológicos no se ven de inmediato, sino a medio o largo plazo. Además, los epidemiólogos trabajamos con poblaciones, no con enfermos. Aun así, es una especialidad fundamental.»

¿Qué consejo le daría a las futuras generaciones de epidemiólogos?

«Calma, paciencia y prudencia [ríe]. Que estudien y se refuercen con una coraza para no flaquear en los momentos difíciles. También les diría que es una gran ventaja cruzar la estructura de Salud Pública.»

¿Qué déficits tiene ahora mismo la Dirección General de Salud Pública del SCS?

«El mayor problema es estructural. Hay muchos compañeros que no tienen plaza y proceden de otros organismos asistenciales. Esto es negativo, ya que no contribuye a crear una estructura sólida.»

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