La mañana de ayer dejó una dolorosa estampa en Costa del Silencio, Arona, donde 210 personas, pertenecientes a unas 90 familias, se encontraron desamparadas en las calles tras un desahucio ordenado por el Juzgado de Primera Instancia N.º 3. El edificio, conocido como Chasna 8, fue evacuado debido a «problemas estructurales de la construcción, que presenta riesgo de derrumbe», según explicó Ruth Martín, concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento aronero.
A pesar de los esfuerzos de la alcaldesa, Fátima Lemes, por evitar el desalojo, las autoridades procedieron con la orden judicial. Lemes comentó que habían solicitado un aplazamiento al juzgado para que los afectados pudieran retirar sus pertenencias, solicitud que no fue concedida.
El desalojo se llevó a cabo temprano por la mañana, con la presencia de fuerzas de seguridad que confirmaron a los ocupantes la necesidad de abandonar el edificio. La escena era desgarradora, con familias enteras junto a sus pertenencias en las calles, desde colchones hasta maletas, algunos con bebés y personas mayores.
La falta de alternativas era evidente. Daniela, de 22 años, junto a su marido, su bebé de 40 días y su perro, lamentaban no haber recibido ayuda y expresaban su desesperación ante la falta de opciones habitacionales. Otros, como Joaquín y su familia, demostraban que, incluso con trabajo, resulta inviable adquirir una vivienda en el sur de Tenerife.
Aunque algunas familias contaban con el apoyo de familiares para no quedarse en la calle, muchos pasaron su primera noche al raso, resaltando la urgente necesidad de abordar la crisis habitacional que afecta a los más vulnerables en la Isla.
