
La UD Las Palmas ha iniciado una profunda reestructuración tras su reciente descenso de categoría. Lejos de buscar soluciones rápidas o costosas, la directiva del club ha optado por un modelo deportivo sobrio, de perfil bajo y con un claro enfoque hacia el talento local. El objetivo: reconstruir la identidad del equipo desde la base, con sostenibilidad y sentido de pertenencia.
Uno de los primeros pasos de esta nueva etapa será el relevo en el banquillo. El técnico Rubén de la Barrera será el encargado de liderar este nuevo proyecto, apostando por una filosofía que priorice el juego colectivo, la formación y el crecimiento progresivo. Su experiencia trabajando con jóvenes jugadores y su conocimiento del club lo convierten en una figura ideal para encabezar la transición.
Este enfoque no es nuevo para la entidad amarilla. A lo largo de su historia, Las Palmas ha sido un referente nacional en la formación de futbolistas, muchos de los cuales han brillado dentro y fuera del archipiélago. Con este regreso a los orígenes, el club busca no solo recuperar la competitividad, sino también renovar el vínculo con su afición y con la identidad futbolística canaria.
Desde la dirección se insiste en que el proyecto será realista y a largo plazo, con fichajes ajustados a un presupuesto contenido y con la cantera como pilar estratégico. En un contexto de restricciones económicas y crecientes exigencias deportivas, la UD Las Palmas se prepara para un periodo de reconstrucción paciente pero ambicioso.
La afición, aunque dolida por el descenso, ha mostrado una actitud comprensiva y esperanzada. La nueva etapa se percibe como una oportunidad para reencontrarse con los valores esenciales del club: humildad, trabajo en equipo, pasión por el fútbol y confianza en el talento que emerge de la tierra.